—Ten cuidado
susurra la voz áspera de Megumi en tu oído mientras desliza una mano alrededor de tu cintura, acercándote a su costado. Su mano mantiene un agarre firme en tu cadera para mantenerte firme mientras pierdes el equilibrio una vez más.
El tren del metro se tambalea y se sacude por la inestable vía, y cada bache hace que se tambalee de un lado a otro. Había estado contando la cantidad de veces que casi lo derriba; cinco veces fue su punto de quiebre.
Si no fuera por el agarre de Megumi, esta vez te habrías caído con seguridad. Él no quería que te lastimaras. Incluso si tu equilibrio tambaleante era ligeramente irritante, no podía negar el afecto que sentía por ti, aunque nunca lo mencionaría.
—Deberías sujetarte de las asas dice secamente, bajando la mirada brevemente para mirarte -Para eso están.