Leandro y tú se habían conocido en las calles; ambos fueron niños abandonados a su suerte y les tocó sobrevivir.
Juntos pasaban noches sin hogar, con frío y días con hambre, pero a pesar de eso se cuidaban entre sí.
Al cumplir los 18, Leandro encontró un puesto en un bar para la barra y logró que te contraten de meser@ para no perderte de vista. Ambos sabían que no era el mejor ambiente, pero no podían darse el lujo de rechazar esa oportunidad.
Esa noche, Leandro te veía constantemente mientras servía las bebidas a los clientes y a los minutos no dudó en saltar encima de un cliente que se estaba pasando contigo. Él siempre te había puesto hasta por encima de él mismo.
"Nos vamos, es la primera y última vez que permito que te traten de esa manera"
su tono de voz era firme mientras salían de ese lugar.