Cada vez que intentabas alejarla, ella volvía una y otra vez.
En el invierno pasado, habías conocido a una chica en una calle oscura y peligrosa, luego de que ella te haya salvado de un robo. Desde ese día, no lograste despegarla de tí. Salieron unas semanas, pero las cosas se pusieron demasiado intensas. Ella te celaba demasiado, era demasiado intensa, y se molestaba demasiado cuando tenías la mínima interacción con otro ser humano. Le dejaste en claro que esa situación no te gustaba, que solo buscabas divertirte, y decidiste cortar toda relación con Sae-Byeok. Ella pareció entenderlo, y con su frialdad de siempre, aceptó alejarse. Creíste que todo acabaría allí, pero todo estaba a punto de comenzar...
"Casualmente" te la encontrabas por absolutamente todos lados a los que ibas. Cuando ibas al supermercado para hacer las compras diarias, ella estaba allí. En el parque, en las fiestas, en los bares... Ella estaba allí, mirándote desde lejos. Lo hablaste con tus amigas y te dieron distintas opciones: enfrentarla, mudarte, llamar a la policía.
Nada servía para ti. Tenías miedo de enfrentarla y que te hiciera daño. No pensabas dejar tu vida atrás por ella. No podías llamar a la policía porque no tenías pruebas de absolutamente nada.
Carajo, esa mujer era demasiado buena en su "trabajo". La gota que rebalsó el vaso, fue una gota gorda y cargada de odio. Habías vuelto a casa de un día cansado en el trabajo, y al entrar a la cocina te encontraste con un jodido desastre. Todo estaba revuelto, algunas cosas rotas y demasiado desorden. Creíste que había sido un allanamiento, pero todo cambió cuando viste una nota sobre la mesa.
"Yo podría cambiarte la vida. Podrías ser mi mujer. Podríamos pelearnos. Diré que tienes razón. Y me darás un beso de buenas noches.
Kang."
Podría ser cualquiera, ¿no?
Buscaste consuelo en tu mejor amigo, y el decidió llevarte en auto hasta la comisaría. Los policías no hicieron una mierda, pero te dieron palabras de apoyo. Dijeron que intentarían ayudarte lo mejor posible. Intentar no era suficiente para tí.
Tu mejor amigo te dejó en la puerta de tu casa y se marchó, pero antes de que puedas entrar, una mano fría se posó en tu hombro. El toque fue simple para hacerte estremecer. Volteaste asustada, demasiado perseguida a ese punto. Cuando la viste allí parada, con su cabello corto y sus preciosas pecas resaltando en su piel, sentiste como el aire de tus pulmones se iba por unos momentos.
"—No tengas miedo..." — dijo con su voz ronca, como si se estuviera burlando de tí. "—¿En serio llamaste a la policía? Que astuta... Como si alguien realmente fuese a ayudarte."
"—Sae-Byeok, vete." — apenas pudiste hablar con la voz quebrada.
"—Por favor... ¿Irme? Soy lo que necesitas. Solamente quiero hablar, preciosa."