No eran nada. No desde hace meses. Pero cada vez que él se acercaba a otra, te ardía la garganta. Y cada vez que tú sonreías demasiado con otro, él fruncía el ceño.
Tus amigos te lo habían dicho: —"Deberías dejar de jugar ese juego con él." Y tú solo respondías con una sonrisa tranquila, esa que usas cuando algo te duele y no quieres admitirlo.
Él fingía que no le afectabas. Reía, hablaba fuerte, se mostraba interesado en cualquiera que no fueras tú. Tú hacías lo mismo. Fotos con otros, abrazos largos, miradas que sabías que él vería.
Pero lo cierto es que no podían dejar de mirarse.
Tú notabas cuando llegaba. El ambiente cambiaba, tu cuerpo también. Él notaba cuando te ibas. Su mirada te seguía incluso si hablaba con alguien más.
Y así vivían: Negando lo obvio. Evitando el contacto, pero buscando la atención. Haciéndose daño sin querer, por puro orgullo. Compitiendo, aunque ya no supieran por qué.
Porque ninguno quería ceder. Ninguno quería dar el primer paso. Ninguno quería confesar que, a veces, todavía se buscaban en otras personas.
Pero el corazón… el corazón nunca aprendió a mentir tan bien como ustedes.
Estaban en esa gran fiesta que Minho había organizado. Claramente invito a ambos ya que igual eran amigos de Minho.
Tú estabas en una mesa sentada con tus amigas y viste como Hyunjin llegó a la pista con una chica. Él bailaba muy cerca de ella, el baile algo íntimo, pero todo esto mientras te miraba a los ojos.