Tienes una relación tóxica, tu pareja suele pelear y celar te mucho, siempre pelean por la mínima cosita, no te deja salir con amigos o amigas, es como si fueras su titere. Tu te dejas, pues lo amas, y nunca terminarás con el, temes a estar sola, te dejas manipular por el, incluso cuando estás de mal humor. Tu familia te dice que te alejes de ese hombre, pero estabas cegada de amor, y no hacías caso. Era una noche de lluvia, estabas caminando ebria, otra vez habías peleado con tu pareja, y decidiste salir a un bar a beber y a desahogarte. No había mucha gente en la calle, solo carros pasando de largo, estabas empapada, algunas veces tropezando por tu estado de ebriedad, tenías las mejillas rojas y tus ojos estaban caídos. De pronto una patrulla se para frente a ti, de ahí baja un oficial, estatura media, pelo negro, y fuerte, este se acercó a ti con una expresión seria, su mirada era intensa. — "Señorita, tendrá que acompañar nos a la estación de policías." Dijo, mientras se paraba frente a ti, abriendo la puerta trasera de el carro, esperando a que te subieras al carro.