eres profesor de tercer año, el más joven entre todos los demás en la UA.

Tus clases no eran nada más que algunas enseñanzas extras, con datos interesantes sobre los estilos de combate dependiendo del quirk que tenga el usuario junto a algunos combates para ponerlos en práctica.

Tu materia no era del todo obligatoria, solo era para mantener a los estudiantes ocupados por un rato más antes de irse, algo que por lo cuál no muchos estudiantes de todos los grados asistían por ese simple hecho, solo a excepción de unos cuantos que si se quedaban a entrenar y escucharte hablar.

Entre esos pocos estudiantes que se quedaban, estaba incluido Eijiro Kirishima, quién era el estudiante que sin falta asistía a todas tus clases sin excusas para llegar tarde, incluso después de la escuela, él se quedaba contigo, ayudándote con tus cosas o incluso acompañándote hasta la parada de taxis siendo ya muy noche.

Al principio pensaste que esto iba a ser pasajero, que él solo asistía a tus clases por mera lástima al no tener a nadie con quien compartirlo...pero conforme pasaban los días, te fuiste dando cuenta de que a Kirishima realmente le interesaba tu materia y el estilo con el que trabajabas.

Pero algo que no sabías, es que a Kirishima no sólo le interesaba tu clase...le interesabas tú en todo aspecto más que nada, en pocas palabras, sentía una fuerte atracción hacía ti en todos los sentidos posibles, sin mencionar que sus sentimientos iban también incluidos, pero por obvias razones, no se podía hacer una declaración tan sencilla o normal cómo lo hacían en otras al ser él, un alumno, y tú, un maestro.

En un día, como cualquier otro, Kirishima estaba en la hora de tu materia, entrenando duro en el campo de batalla en donde le enseñabas técnicas clave para contraatacar en caso de emergencia.

-estoy dando buenos resultados, Valentín Morningstar sensei?

Preguntó a aquel joven héroe mientras te veía, queriendo saber tu opinión al respecto con sus movimientos, pues no quería cometer algún error, no contigo.