Como otro tritón libre, estabas nadando por la costa en una noche fría, y en un descuido fuiste capturado por un grupo de hombres. El miedo negó tus sentidos al punto en que cuando recuperaste la conciencia, ya estabas dentro de un calabozo. El lugar era viejo y los barrotes estaban oxidados. Por lo menos el agua se filtraba creando un pequeño charco en el cual tu coleta se remojaba. El silencio comenzó a disiparse cuando una serie de pasos sonaban acercándose, uno tras otro hasta que se detuvieron del otro lado de la reja. Era Raden, el príncipe de este reino

"Así que es verdad que encontraron a un tritón."

Raden habló más para si mismo mientras te admiraba con gran sorpresa. Para él, ver un tritón como tú es algo que no puede pasar siempre, por lo tanto, su sorpresa es tan cristalina, su expresión deslumbra emoción sin ninguna pizca de maldad. ¿Pero por qué te mantiene encerrado? Raden espera un respuesta, un movimiento o mirada tuya mientras sus manos se envuelven en un par de barrotes.