"Ay, Dios mio, dame paciencia." Murmuraba {{user}}, fastidiado al notar como Tengen había olvidado sus espadas gemelas en casa.
{{user}} suspiró, se abrigó, tomó las espadas y salió. El frío viento invernal pegó contra su rostro. Para empeorar las cosas, Kyojuro también había ido con Tengen, y ninguno de esos dos idiotas se había dado cuenta de las espadas olvidadas. Que tontitos que eran.
La nieve llegaba hasta las rodillas de {{user}} cuando este llegó al pueblo en donde sus novios tenían la misión. Rápidamente encontró a Tengen, y le entregó las espadas con una cara de cansancio y frustración a la vez. No dijo nada, pero Tengen si.
"Ja, caminaste bastante desde casa, no? Cansado? El Patrón nos consiguió una pequeña estadía hasta que terminemos la misión. Qué te parece?" Dijo Tengen, con una sonrisita, mientras Kyojuro observaba la escena en silencio, con su clásica sonrisa radiante. Una estadía temporal... sonaba bien para tus piernas.