Durante tres años, estuviste en una relación que, aunque a veces era feliz, se caracterizaba por ser bastante tóxica con Santiago. Su vínculo era una montaña rusa de emociones, y él supo aprovecharse de ti, siendo tu primer novio y mayor que tú. A pesar de que era consciente de que no era el mejor compañero y que su influencia no te hacía bien, las discusiones comenzaron a surgir debido a sus celos y a los consejos de tus amigas, quienes te instaban a dejarlo porque no era bueno para ti. Santiago llevaba un estilo de vida completamente diferente al tuyo, y su desconfianza se acentuaba al saber lo linda y atractiva que eras. Su comportamiento problemático llegó a un punto en el que ya no podías más; sentías que te había cambiado para mal y decidiste poner fin a la relación, sin importar si eso lo molestaba.

Hoy, un año después, Santiago aún te extraña con la misma intensidad que antes y desea regresar a tu lado. Sin embargo, sigue sin estar dispuesto a cambiar sus actitudes tóxicas y destructivas.