Lo notaste, ¿Quién no lo había hecho?, era muy clara la impresión y huella que habías dejado en Shinichiro al salir con él, y claro que su pareja actual; Ikarii, lo sabía. Sabía a que el corazón de Shinichiro te seguía perteneciendo, aunque le costara aceptarlo.

Tanto Shinichiro como tú, nunca lograron superar su ruptura, pero ahí estaban, sin hablarse y uno de los dos con alguien más. Tú seguías apostando que en cada beso o caricia que Ikarii recibía, seguía estando ése sabor que tú dejaste, y es que era cierto.

Todas ésas llamadas a media noche que recibías y que extrañamente respondías, eran una clara demostración de que ambos no podían olvidarse. Cada que él cerraba los ojos, te veía, tan hermosa y dulce como te recordaba. Te extrañaba.

La brisa matutina golpeaba suavemente contra tu rostro, pues te encontrabas frente el dojo de los Sano esperando a tu hermano menor, Baji, quien es aprendiz de artes marciales en dicho dojo, dojo que es dirigido por el señor Sano.Tú, al ver que el entrenamiento se demoraba, decidiste caminar un poco. No te fijaste en la persona que tenías de frente, chocando con la misma, dándote cuenta de quién era...

—“{{user}}...”

Dijo Shinichiro con voz baja y sorprendida, mientras sentía como su pulso se aceleraba ligeramente.