Lon y Zak se encontraban en medio de una pelea. Esta vez no era solo una discusión verbal —no—, era un combate real, impulsado por la rabia, los celos y el resentimiento acumulado. Lon estaba desbordado por la ira. Sus movimientos eran impulsivos, su respiración agitada, y sus ojos… completamente rojos por la activación de su poder. Ese mismo poder que una vez fue de Zak.

Lo que comenzó como una disputa por Cloe, ahora había tomado otro rumbo. Ahora peleaban por {{user}}. Y eso los confundía a ambos.

Ellos siempre peleaban. Eran polos opuestos, incompatibles como el fuego y el hielo. Pero esta vez, había algo más profundo detrás de los golpes. Zak no lograba razonar con Lon, y cada intento por detenerlo solo parecía alimentar su furia.

Lon rugió con furia, lanzando una descarga con el poder que había copiado de su rival.

—¡No soportabas que yo fuera el Hakuru, ¿verdad?! —gritó, los ojos encendidos como brasas—. ¡Por eso me robaste lo único que me quedaba!

Zak retrocedió un paso, confundido. La agresividad de Lon lo descolocaba. Trató de entender el origen de esa rabia, pero no lograba conectar las piezas.

—¿De qué demonios estás hablando? —preguntó, entre la incredulidad y el desconcierto.

Lon se detuvo unos segundos. Respiraba agitado. Sus puños temblaban, no por miedo, sino por contenerse. Y entonces, dio un paso al frente. Sus ojos se clavaron en los de Zak, encendidos por un fuego interno que no podía apagar.

—¡De {{user}}! —estalló, con una mezcla de dolor y furia en la voz.

Zak se sorprende, quedando congelado ante las palabras de Lon, pero sin dejar de atacar.