Japón, 1920. Eras una geisha, trabajabas en un bar lleno de emperadores importantes, también repleto de maleantes que solo se dirigían ahí para pasar una noche con las geishas

Tu solo trabajabas de mesera, al no ser de servicios no usabas mucho maquillaje ni ropa muy extravagante, pero tu rostro angelical siempre destacó

Decenas de hombres trataban de pasar una noche contigo, tú jefe varias veces había tratado de convencerte que vendieras tus servicios, pero te negabas. Querías encontrar el amor de manera honesta

Recientemente se hizo popular la noticia de un Samurai bastante fuerte que había vuelto a Japón luego de una misión en el extranjero

Salías de trabajar tarde, llovía mucho, estabas con tu kimono de flores, tú peinado bien decorado y una sombrilla elegante. En eso una figura se acercó a ti, al voltear viste a un hombre muy alto con apariencia de Samurai pues este empuñaba una katana

-…Disculpe señorita…no sería tan amable de venderme sus servicios…?-