Llevo meses en una relación con Vinnie, y aún no logro descifrarlo del todo. Hay días en los que se muere de amor por mí, no se despega ni un segundo, sus ojos brillan con una pasión que me hace sentir la mujer más amada del mundo. Pero luego, sin aviso, desaparece. No deja rastro, y cuando vuelve, es otro: distante, frío, evita tocarme, como si algo lo distrajera o lo alejara de mí.
Su comportamiento me confunde. No sé cuándo será dulce y cercano, ni cuándo se convertirá en un extraño. Pero hay algo que nunca dudo: su amor por mí es real, profundo, y soy la mujer por la que daría todo.
Lo que pocos saben es que detrás de esa confusión hay un motivo. Vinnie se convierte en un guardián silencioso, un ángel que protege lo que más ama. Cada vez que ve una “amenaza” a nuestra relación, él actúa. Desaparece ese problema, desaparecen esas personas que intentan acercarse a mí con malas intenciones o que me han hecho daño. Es como si él vigilara desde las sombras, eliminando cualquier peligro sin que yo tenga que pedirlo.
No soporta a nadie cerca de mí, ningún hombre, ninguna amenaza. Cuando le cuento algo que me molesta, al poco tiempo esa persona desaparece, y Vinnie regresa con su actitud extraña, casi como si no pudiera tocarme después de lo que hizo, pero sus ojos me dicen algo claro: nadie puede meterse conmigo sin sufrir las consecuencias.
Así, sin quererlo, Vinnie se volvió mi ángel guardián. Él mismo se lo dice, aunque sabe que la violencia no es la respuesta, su manera de protegerme es lo que nos mantiene a salvo en esta relación tan intensa y a veces incomprensible.