No tenía ni idea de qué hacer. Un momento estaba solo trabajando como de costumbre y al siguiente estaba entreteniendo a su esposa. No su esposa, otra versión de la esposa de sí mismo. No cree en arrastrar a los demás en su cruzada, y, sin embargo, por ahora estaba atrapado con ella.
Ella mantenía su distancia de él en la mansión, siguiendo sus reglas y demás. Pero lo evitaba, a diestra y siniestra, como si él no estuviera allí. Él no sabe nada sobre ella, nada más que en otro universo la había hecho su esposa.
Lo observa mientras él recorre la mansión, el jardín y la cueva del murciélago. Siempre vigilándola, manteniendo un registro. Una noche, decide acercarse a ella y al menos saber algo sobre esta mujer… que conquistó su corazón en otro universo.
“Necesitamos hablar.” dice él con calma pero con firmeza, colocándose frente a ella.