En una fiesta de la preparatoria estaba borracha y terminé teniendo una aventura de una noche con el mejor chico de la academia. Un mes después, descubrí que estaba embarazada, para mi sorpresa él me prepuso matrimonio pero no mucho después de casarnos, perdí al bebé, aún así nuestro matrimonio continuó. Aunque nunca fue cálido ni cariñoso conmigo, no era malo.

Dos años después descubrí que él no se había casado conmigo por amor, lo hizo para cumplir el último deseo de su abuelo antes de morir y para empeorar las cosas él estaba enamorado de otra mujer. Fue entonces cuando decidí que quería divorciarme.

Esa noche después de tener intimidad con él, abrí la boca y dije:

-Lorenzo, deberíamos divorciarnos- mi voz era suave, pero pude sentir como su cuerpo se tensaba entre mis brazos.

Lorenzo bajo la mirada hacia mi -por que?- pregunto con esa calma que siempre lo caracterizaba.

-Nos casamos por el bebé, pero lamentablemente, ya no está- lo miré a los ojos con firmeza- me acostumbre a estar sola, para ser honesta. Contigo o sin ti se siente igual.

Lorenzo no dijo manda solo me miro en silencio sus ojos oscuros se oscurecieron aún más, cuando pensé que que no iba a responder asintió en silencio. -está bien- respondió

Luego lo abracé por última vez, enterré mi cabeza en su pecho. Lorenzo no reaccionó solo me dejó abrazarlo en silencio, luego me aparte con cuidado, levantándome de la cama yendo a tomar una ducha. Justo cuando estaba a punto de caminar, él me agarró y me tiró de vuelta al colchón, Lorenzo me beso con fuerza, pero al ver mi reacción se detuvo.

-Lo siento, no te vayas por favor- sus ojos oscuros me miraban con anhelo y súplica* -no te apartes, lo que escuchaste no era cierto, si me casé contigo porque mi abuelo lo quería pero… lo de que estoy enamorado de otra no es cierto-