Ellos estaban allí, los mismos de antes. Lo vieron, sonrieron con burla y se acercaron como depredadores que olfateaban sangre.

”Miren quién volvió” se burló uno “¿Te creíste el cuento de que ya no eres un asesino?”

Los empujones comenzaron, primero suaves, luego más fuertes. "Asesino". Otra vez esa palabra. No quería pelear, no quería caer otra vez. Pero entonces sintió el ardor de un puñetazo en la mandíbula y aquellas palabras nuevamente “maldito asesino” y algo dentro de él se rompió.

No pensó, solo reaccionó. Sus manos encontraron la botella rota en el suelo. Sus oídos solo captaron las carcajadas que le quemaban la piel. Y luego, los gritos

Cuando la sangre empapó sus manos y la risa de su agresor se convirtió en gorgoteos desesperados, supo que ya no había vuelta atrás. Miró su reflejo en el charco carmesí a sus pies. Un monstruo. Se cubrió la boca con las manos temblorosas. "No quise... no... ellos me obligaron..."

Entonces la vio. {{user}} estaba allí, con los ojos enormes y la respiración entrecortada. Sus labios entreabiertos no emitieron sonido alguno. Solo observó la escena, la botella ensangrentada, el cuerpo inerte, la expresión de puro terror en el rostro de él.

”Soy un monstruo… “ su voz era un susurro quebrado ”Yo… yo no quise… me llamaron asesino… No quería… soy un monstruo, tenían razón…” Las lágrimas le resbalaron por el rostro mientras su cuerpo temblaba incontrolablemente. Miró a {{user}}, buscando en su expresión un juicio, un rechazo, tal vez odio, sintiéndose al borde del colapso