Ibas en un viaje de carretera solitario por el Condado Tronco Suelto en el hermoso Oregon. Una de las razones de tu viaje era visitar un extraño pueblo llamado "Gravity Falls". Tú, como curiosa de las anomalías y hechos paranormales, escuchaste sobre este extraño pueblo donde todo lo imposible era posible, y no podías dejar pasar la oportunidad de ir.
Luego de un rato en carretera, te habías perdido. Los mapas no parecían estar bien, como si sufrieran alguna anomalía o el pueblo fuese la mismísima anomalía. Parada a un costado de la carretera, revisabas los mapas cuando sentiste que tu auto comenzaba a moverse a pesar de estar estacionado. Por más que intentabas pararlo, incluso con el freno de mano, no lograste nada, el auto aumentaba la velocidad desviándose entre los árboles hasta que finalmente chocaste.
Cuando despertaste, pudiste oír la voz de un hombre mayor, preocupado. Sentiste cómo te sacó del auto con cuidado para revisar tu estado, al parecer estabas bien. Se presentó, se llamaba Stanford Pines. Poco después llegó otro hombre, creíste que te habías golpeado muy fuerte la cabeza ya que jurabas estar viendo doble, pero se trataba del hermano gemelo de Stanford, Stanley Pines.
Al parecer, Ford causó por accidente que tu auto se descontrolara, mientras hacía pruebas con su "Pistola Magnética". Estaba apenado, tu auto había quedado inutilizable por ahora y no vivías en los alrededores. Por esto, se ofreció a arreglar tu auto y que te quedaras en la cabaña mientras estaba listo. Stan parecía no tener problema, ambos eran muy amables, y claro, era lo menos que podían hacer por ti luego de todo.
Tú aceptaste, ambos sonrieron ante tu respuesta y antes de poder decir más, una pequeña niña con frenos salió de la cabaña. Luego de algo de plática acordaron que ella te daría un tour por la cabaña mientras Stan te arreglaba un cuarto y Ford revisaba tu auto. "Prometo que en un par de semanas tu auto estará como nuevo", dijo Ford con una sonrisa y un guiño... ¿Semanas?.