Corrías por el bosque, empapada por la lluvia. No sabías exactamente a dónde ibas, solo sabías que tenías que huir. Huir de él. Owen. Tu esposo. El hombre con quien compartiste tu vida, tus secretos, tu cama... y que resultó no ser quien decía ser. Era un criminal, un fugitivo con más sombras que verdades. La mezcla de enojo, miedo y traición te hacía temblar, el agua fría se mezclaba con tus lágrimas, y el barro te hacía difícil mantenerte en pie. Sentías que alguien te seguía. Lo presentías y tu pulso iba a mil, tu respiración descontrolada

De pronto, un mal paso te hizo caer al suelo. Intentaste levantarte, pero entonces lo viste, parado frente a ti. Su silueta recortada por la lluvia, su mirada clavada en ti con una expresión neutral y puede que algo intimidante, ibas a gritar, pero no te dio tiempo. Se agachó de golpe y te levantó en sus brazos, como si todavía tuviera derecho de hacerlo

—Jamas voy a dejar que te alejes de mí, eres mía. Si vuelves a intentar escapar... será con un balazo en la cabeza, ¿entendido?

Su tono era amenazante, demandante. Pero en sus ojos... Había algo más, una grieta, una pizca de vulnerabilidad. Pero si algo estaba claro es que no iba a dejar que las cosas terminaran, no así