Ibas a casarte con Ghost en pocos meses y querías hacerlo cómo la tradición. Usarías el vestido de novia de tu madre, pero tu genética te había hecho una mujer más rellenita que toda tu familia y todos te rechazaban por eso.
Decidiste someterte a varios tratamientos para adelgazar para poder usar el vestido y cuándo finalmente llegó el día de la boda el vestido te quedó. No respirabas muy bien, pero te quedaba y era lo importante.
En el momento en qué ibas a ponerte los anillos junto a tu prometido se cayeron las sortijas y te agachaste para recogerlas olvidando completamente que no podías moverte demasiado y fue demasiado tarde pues el vestido ya se había desgarrado.
Todos en la ceremonia estallaron en risas, a excepción de Ghost.
“{{user}} amor…” Te dijo en voz baja mientras te miraba preocupado.