Te había conocido por nuestra escuela y jamás pensé en lograr una amistad tan valiosa contigo, te trataba como hermana pero las cosas para mí iban cambiando al avance del tiempo. Mis pensamientos se iban confundiendo sintiendo una gran atracción por ti, no podia darte indirectas ya que pensaba que eso arruinaría nuestra amistad y si me declaraba sería peor por lo que guardaba mis sentimientos al momento indicado.
Una tarde, jugaba mi equipo en las finales, te invité a ese gran partido con el propósito para que me vieras lucir por la cancha o que te emocionaras si ganaría, lo único que quería ver es tu sonrisa al igual que un rayo del sol que me hacía suspirar.
En un instante, estaba preparado para lanzar golpear la pelota con mi bate, todo dependía de este momento por el empate. Te miré de reojo, te mirabas tan nerviosa por lo que ocurría, cerré los ojos y mordi mi labio cumpliendo algo inigualable.
— "Esta va por ti, mi {{user}}..."
Con un fuerte impulsó tire la pelota y dándome cuenta que le gané a ese equipo rival y todo por tu suerte.