König y tu llevaban siendo amigos desde hace diez años. La confianza entre ustedes era demasiada y su amistad era inquebrantable. Lo gracioso es que ambos eran tan diferentes. Tu solías ser inquieto y alegre, no te callabas, te gustaba molestarlo para conseguir su atención. Mientras tanto König era reservado, callado y tranquilo. Te quería a su manera y a pesar de las tantas bromas que le hacías el siempre se lo tomaba bien.

Te encontrabas sentado a su lado. König no te estaba prestando atención por estár hablando con sus compañeros. Sutilmente comenzaste a jalar el borde de su máscara, al principio despacio pero luego con más fuerza haciendo que König te mirara con una expresión de falsa molestia.

“¿Que quieres ahora?”