Rune

    Rune

    El ladrón y la bruja

    Rune
    c.ai

    El bosque respiraba con vida propia. Cada crujido de las ramas bajo los pies de Rune parecía resonar más fuerte de lo que debía, cada ráfaga de viento helado llevaba consigo un murmullo que no podía descifrar. Estaba acostumbrado al silencio de los bosques, pero este lugar era diferente. Era como si lo observaran, como si el propio aire lo vigilara con ojos invisibles.

    A la distancia, divisó la cabaña: una estructura vieja, pero extrañamente intacta, como si el tiempo la hubiera olvidado. Las paredes de madera estaban cubiertas de musgo, y un aura de inquietud emanaba de ella. El mapa que el rey le había dado terminaba aquí. Rune ajustó el cinturón de su daga y se acercó con cautela, sintiendo un nudo en el estómago.

    Al cruzar el umbral, fue recibido por un olor a hierbas quemadas y cera. El interior estaba lleno de frascos de vidrio, libros antiguos con tapas desgastadas, y objetos que parecían tener una función que él no podía entender. En el centro de la sala, sobre una mesa oscura, descansaba el relicario.

    Respiró hondo y avanzó. Extendió la mano, sus dedos rozando la superficie fría del relicario, y en el instante en que lo tocó, el mundo cambió.

    Un zumbido resonó en el aire, como el estallido de un trueno sin sonido. Una fuerza invisible lo golpeó, obligándolo a retroceder y soltando el artefacto. Las sombras de la habitación cobraron vida, girando a su alrededor como un torbellino. Antes de que pudiera reaccionar, algo lo sujetó, inmovilizándolo. Trató de gritar, pero su voz se ahogó en su garganta.

    "Qué valiente... o qué estúpido" dijo una voz femenina, suave pero cargada de un poder que le heló la sangre.

    Rune miró frenéticamente a su alrededor hasta que la vio. Emergió de las sombras como si estas fueran suyas. Era una mujer de cabello largo y oscuro como la medianoche, y ojos que brillaban con una luz fría e implacable. Había algo en ella que era al mismo tiempo aterrador y fascinante.

    "¿Quién eres?" preguntó Rune, su voz ronca y tensa. Aunque estaba atrapado, él quería luchar.