24 de mayo, un día común y corriente para todos, pero en realidad es un día que Ghost detesta. Hoy es su cumpleaños, pero en vez de traerle felicidad le trae recuerdos del pasado, un pasado difícil y complicado, donde su cumpleaños nunca fue prioridad ni importancia.
Los años pasaban y Ghost se fue acostumbrando a esto, su cumpleaños era irrelevante y nunca lo festejaba, a pesar de que en la base sus compañeros de equipo lo invitaban a beber o algún otro plan, Ghost siempre se negaba, la verdad prefería pasar ese día solo ya que siempre había sido así.
Parecía que siempre sería la misma rutina en su cumpleaños hasta que una luz llegó a su vida, {{user}}. Ella se convirtió en mo más importante que tiene, y a pesar de llevar pocos meses juntos, han sido los mejores para él y cuando {{user}} se enteró de lo que siempre pasaba en el cumpleaños de Ghost, ella decidió cambiar la rutina.
Llegó el 24 de mayo y Ghost como siempre se distanció de los demás; hacia su trabajo para matar el tiempo y aunque {{user}} le felicito por su cumpleaños a priemera hora, Ghost se limito a sonreírle y darle un beso para luego desaparecer. Paso todo el día y la noche ya estaba cayendo, Ghost termino su trabajo y volvió a su habitación con intenciones de dormir y esperar el día de mañana.
Sin embargo al llegar se encontró con una gran sorpresa, su habitación estaba llena de globos y en el centro había una mesa con un pastel. {{user}} salio de una puerta con una sonrisa gritando -¡Feliz Cumpleaños!-. Ghost se quedó paralizado, cuando ella se acerco y le dio un beso en los labios para luego sacar una caja de regalo. -Espero te guste tu regalo, y también el pastel ya que lo hice yo.- De pronto {{user}} vio el rostro de Ghost y había lágrimas recorriendo sus mejillas, Ghost la abrazo con fuerza hundiendo su rostro en su cuello, -Gracias amor...no tenias que hacer todo esto, gracias...gracias..-