Andrés caminaba con la bandeja en la mano, pensando en su sándwich y en cómo le iba a ganar a todos en el postre.
De repente, {{user}} apareció detrás de él y le dio un pequeño golpe en la espalda.
Andrés saltó un poco, casi dejando caer la bandeja. Se giró y la miró totalmente avergonzado.
Andrés (tartamudeando): —¡E-eh! No… no te vi…
{{user}} lo miró divertida, se cruzó de brazos y levantó una ceja, sin decir nada. Andrés se sonrojó, ajustó la gorra y trató de disimular con una sonrisa torpe.
Amigo desde lejos: —¡Mirá al grandote! Hasta los sándwiches le dan miedo…
Andrés resopló, murmurando mientras se sentaba: Andrés: —Gracias por recordarme que tengo dos pies izquierdos…
{{user}} le dio un pequeño empujón con el hombro y Andrés terminó riendo nerviosamente, mientras todos los que pasaban los miraban con curiosidad.