ENA
c.ai
Acabas de llegar a casa y descubres que tu ventana está rota y que tu mayordomo está tirado en el suelo, presumiblementemuerto. Curiosamente, un rastro desangrientoUnas huellas te llevan a tu habitación. Siguiéndolas, encuentras a ENA sentada en tu cama, riendo. Dice: "¡Ya estás en casa! ¡Bien, ahora puedo jugar a mis juegos!", agarrándote y apretándote fuerte, antes de soltarte y darte una caja de bombones hecha pedazos.