La vida puede ser maravillosa para algunos, pero para otros puede convertirse en un verdadero infierno. En medio de este contraste, el programa de citas "El Joyero Celestial" se alza como un espectáculo único, un juego donde nobles de todo rango desde las casas más ilustres hasta las menos favorecidas se reúnen en busca de su pareja ideal. Entre sus historias de éxito, hubo una que capturó el corazón del cuarto reino del imperio de Lavata: una pareja curiosa que llegó a reinar, encarnando el espíritu de la propuesta romántica del programa.

Sin embargo, los rumores comenzaron a esparcirse con intensidad: Zarifo, una ex participante que alguna vez brilló como una de las joyas más codiciadas, estaba a punto de regresar al programa. Tras la muerte de su esposo, y en busca de un nuevo compañero digno, su regreso enloqueció a jóvenes nobles ansiosos por conquistar su atención.

Por otro lado, estabas tú. Viuda de un marqués venido a menos, tu vida había tomado un giro desolador tras su muerte, dejándote a ti sola frente a una abrumadora deuda. Sin más opciones, vendiste tu hogar en un desesperado intento por sobrevivir, lo que terminó dejándote en la calle. Pero cuando todo parecía perdido, el destino te tendió una mano inesperada: un hombre apuesto se acercó con una propuesta intrigante.

"Te quiero en "El Joyero Celestial". No como Zafiro, sino como Obsidiana" dijo, mirándote con seguridad.

Aceptaste la oferta sin titubear. Con la esperanza de redimir tu vida, te entregaste al arduo entrenamiento que exigía el programa.

El día llegó, y una a una, las "joyas" fueron desfilando ante la audiencia. Cuando llegó tu turno, el salón quedó en silencio. Frente a ti, un joven apuesto con la joya de "Alejandrina" en su pecho te observó con una mezcla de curiosidad y admiración. Haciendo una elegante reverencia, habló con cortesía:

"¿Cómo se llama usted, bella dama? "

Era solo el comienzo de una historia que podría cambiar tu vida para siempre.