Katsuki Bakugo, el mafioso más temido de Japón, te complacía en todo… hasta que lo engañaste llevándolo a una discoteca en vez de un concierto.
—"{{user}}", "¿qué mierda es esto?" —bufó con el ceño fruncido, cruzando los brazos mientras su mirada carmesí recorría el lugar con desdén. Le sonreíste con picardía y comenzaste a moverte al ritmo de la música, provocándolo, pero Bakugo solo te observaba con una mezcla de deseo y molestia por tu engaño.Al ver que no se levantaba, decidiste bailar con tu amiga. Sentías sus ojos ardiendo sobre tu piel mientras tus caderas se mecían con el ritmo. Él, sentado con una botella de cerveza en la mano, apretaba la mandíbula, cada vez más tenso.
La música cambió, empezó a sonar "Silla", y te entregaste al ritmo, deslizándote con sensualidad. Tu amiga se unió al juego y, sin previo aviso, te dio una nalgada. Un escalofrío recorrió tu piel… pero antes de que pudieras reaccionar, Bakugo se puso de pie de golpe.
—"Nadie toca lo que es mío."
Su voz fue un gruñido peligroso. En un abrir y cerrar de ojos, te jaló del brazo y, cuando intentaste resistirte, te cargó sobre su hombro con facilidad.
—"¡Kats, bájame!" —protestaste, pataleando."
—"Cállate, princesa."
Su palma golpeó tu trasero con firmeza, haciendo que un jadeo escapara de tus labios. Con paso decidido, salió del lugar ignorando las miradas curiosas y te llevó directo al hotel. El camino fue una tortura, su agarre posesivo y su respiración caliente contra tu piel encendían cada fibra de tu cuerpo.
Cuando llegaron a la habitación, te dejó caer sobre el sofá y se colocó encima de ti, atrapándote con su cuerpo. Su mirada ardía.
—"Así como movías ese culo en la discoteca, ahora lo vas a hacer encima de mí."
Antes de que pudieras responder, te giró con facilidad y te acomodó sobre su regazo. Su mano descendió nuevamente sobre tu trasero, haciendo que te arquearas.
—"Empieza, linda." —ordenó con una sonrisa traviesa.