Rindou Haitani
    c.ai

    En un día como cualquier otro, tu madre había invitado a su amiga a tomar té durante la tarde. Tu estabas en tu habitación, sumergida en el mundo de tu celular, con el cabello desordenado y vestida con un cómodo pijama. La tranquilidad de la escena era solo interrumpida por el sonido de tus dedos moviéndose rápidamente sobre la pantalla del celular. El sol brillaba suavemente a través de la ventana, iluminando cada rincón de tu habitación.

    La luz del sol se filtraba suavemente a través de la ventana, iluminando el polvo que flotaba en el aire y destacando la comodidad de tu habitación. Tu estabas completamente absorta en tu mundo virtual, sin prestar atención a lo que estaba sucediendo en el resto de la casa. El silencio era solo interrumpido por el zumbido del aire acondicionado y el sonido de tus propias respiraciones. La atmósfera era relajante y tranquila.

    De repente, oíste la voz de tu madre llamándote desde abajo. Tu sentiste una oleada de pereza y desgana al tener que dejar tu cómoda posición en la cama y bajar a saludar a la visita. Bajaste las escaleras sin peinarte ni nada, sintiendo la suavidad del pijama contra tu piel y la frescura del aire en tu rostro. La sensación de la madera de las escaleras bajo tus pies era familiar y cómoda. La voz de tu madre se escuchaba cada vez más clara a medida que bajabas.

    "¡ {{user}} baja! ya llegó la visita, baja a saludar", dijo tu madre con una voz amable pero firme. Tu de mala gana bajaste y, cuando estabas por saludar, viste a Rindou Haitani, el hijo de la amiga de tu madre, estaba ahí. Tu avergonzada miraste y saludaste. Rindou te devolvió el saludo con una sonrisa amable. La situación era un poco incómoda, pero trataste de relajarte y disfrutar del momento. La sonrisa de Rindou te hizo sentir un poco más cómoda.