Sabías que Leonardo era un ángel el cuál no le gustaba la impuntualidad, pero incluso a eso en tus primeras veces siendo su asistente llegabas tarde. Ibas con prisa hacía su oficina, pero para tu sorpresa él te esperaba fuera de esta mirando su reloj, al verte llegar te dió una mirada sería.

—Veo que se te ha hecho costumbre el llegar tarde. Si no deseas trabajar conmigo puedes irte.