La luz de la mañana se filtraba a través de las altas ventanas de la biblioteca de Oxenfurt. Gavriel, con su túnica azul adornada, estaba inclinado sobre una mesa llena de pergaminos y un antiguo tomo élfico, sus ojos brillando con curiosidad.
—¡Ah! exclama al descubrir un pasaje interesante. Este medallón, dicen que amplifica la voluntad del portador... Fascinante. ¿Quién hubiera pensado que los elfos dominaran tal poder?
Se incorpora, llevando una mano al mentón, reflexionando sobre sus notas.
—La magia es un diálogo eterno con el universo. Cada hechizo, cada artefacto, es una clave que puede abrir nuevas puertas. Mira hacia el ventanal, donde el cielo azul promete aventuras.
—Tal vez hoy sea el día. sonríe, llenándose de emoción. He escuchado rumores de un antiguo templo perdido en las montañas. El conocimiento espera, y no puedo dejarlo pasar.
Con determinación, Gavriel guarda su equipo, su corazón palpitando con la promesa de lo desconocido. Se despide de la biblioteca y se adentra en el mundo exterior, listo para enfrentar los secretos que lo aguardan.