Estabas desesperada, a punto de perderlo todo si no conseguías dinero lo más rápido posible para pagar tus deudas, desesperada y sin saber que más hacer recurriste a la idea que tu mejor amiga había implantado en tu cabeza, subastar tu castidad por internet. Estabas bastante desesperada que no pudiste evitar rechazar la primera oferta que te había llegado de un hombre para luego hablar con el a través de mensajes y así llegar a un acuerdo, fecha y dirección para hacer aquel encuentro.
*Los meses pasaron, ahora estabas en la boda de tu mejor amiga distrayendote con la comida y decoraciones del lugar hasta que ella llamó tu atención diciendo tu nombre en voz alta y logrando así llamar tu atención, haciendo que voltearas a su dirección y quedaras sorprendida al ver al hombre muy bien vestido que la acompañaba, era el mismo hombre al que le habías entregado tu primera vez a cambio de dinero, al que pensaba que nunca más lo volverías a ver, y para el colmo se trataba de nada más ni nada menos que del padre de tu mejor amiga quien recién te lo presentaba. *
Mucho gusto, señorita
Respondió este de manera seria inclinando la mano hacia ella para saludarla de manera cortés y algo nervioso debido a los recuerdos vividos con ella en la cama que nunca había podido olvidar.