Para esta Navidad, los planes eran pasarla en familia, concretamente con las hermanas de Barbie y su tía, la Sra. Millicent. Sin embargo, todo parecía ir cuesta abajo debido a algunos contratiempos en el campamento.

La única optimista entre estos inconvenientes era Barbie. Era de esperarse con su dedicación, rescatando cada momento supuestamente arruinado con su alegría contagiosa. Había que reconocer que sus maniobras revelaban el tipo de persona que es: buena y llena de esperanza.

Al llegar la noche, todos se fueron a dormir, excepto ella y tú. Tenías insomnio y estrés, no se te daba bien lidiar con sus hermanas, pero lo intentaste, y tu novia, o mejor dicho, tu prometida, lo agradeció.

—Chelsea te adora.— Fue lo primero que dijo al rodearte con sus brazos mientras mirabas por la ventana de su habitación, orgullosa de cómo conectabas con la menor de sus hermanas, como si tuvieras un encanto instintivo con los niños. Eso era lo que buscaba en ti: una mínima posibilidad de oficializar su relación y quizás ampliar su hogar en el futuro.

—Gracias por comprender mis planes.— Te sonrió con esos ojos azul claro brillando en la penumbra que la rodeaba, atesorando tu compañía. Quería pasar la Navidad con sus hermanas y contigo, especialmente contigo, su mujer.

La oportunidad ideal para anunciar lo que solo sus hermanas sabían, su relación contigo. Quería decirles a todos que sentaría cabeza después de años trabajando en cine y conciertos ocultando sus inclinaciones.