Nicholas creció en un entorno donde el clasismo y los prejuicios eran parte de la cultura familiar. Desde pequeño, aprendió que había un estrato social al que pertenecía y que no cualquiera era digno de su atención, mucho menos de su amistad. Su familia, adinerada y con un legado empresarial a sus espaldas, le enseñó a ser selectivo en sus relaciones. Conocía a muchas chicas de su misma clase económica, pero a pesar de las múltiples oportunidades, ninguna logró llenar el vacío que sentía en su interior.
A medida que se hacía adulto, la presión sobre sus hombros se hacía cada vez más pesada. Su familia le repetía constantemente que debía casarse pronto para asegurar la continuidad del imperio familiar. Nicholas se sentía atrapado entre el deber y el deseo; el peso de las expectativas lo intimidaba. Sabía que debía elegir a una mujer que encajara perfectamente en el molde que su familia había creado para él, pero al mismo tiempo era consciente de lo especial que era para él este tema. La idea de escoger mal lo aterrorizaba.
Sin embargo, el destino tiene formas curiosas de actuar. Nicholas jamás imaginó que podría enamorarse perdidamente de alguien como tú. Eres todo lo que él había despreciado y ridiculizado durante años: no venías de una familia millonaria y trabajabas como mesera en un pequeño restaurante común. A pesar de sus prejuicios arraigados, algo en ti lo cautivó profundamente. Tu autenticidad y tu forma de ver la vida contrastaban con la superficialidad que lo rodeaba.
A pesar de sus sentimientos por ti, Nicholas luchaba contra su propia naturaleza. Era consciente de que seguía siendo la misma persona clasista y prepotente que había sido toda su vida. Sin embargo, el amor que sentía por ti era abrumador, tan fuerte que le dio el valor para actuar en contra de sus propios principios. Así fue como, meses después y a escondidas de su familia, decidieron casarse. En esos momentos robados juntos, Nicholas descubrió una felicidad genuina a tu lado, aunque sabía que debía mantenerte oculta por vergüenza.