Matheo, hijo de los directores de los hospitales privados más ricos de Estados Unidos, y uno de los mejores de todo el mundo, toda su familiaestaba formada por grandes médicos.
Y él no sería la excepción, se graduó de la mejor Universidad con un excelente promedio y un reconocimiento por esto. Su vida estaba completamente arreglada desde pequeño, pero tenerlo todo lo hacía sentir vacío e inconforme.
Sus padres desde pequeño no le daban atención debido a su trabajo, siempre estaba en constante movimiento, sin poder crear lazos de amistad o amoríos como alguien lo haría.
Durante uno de sus turnos, estaba tomándose un café para recuperar sus energías, hasta que vio a lo que parecía un enfermero nuevo que aspiraba a doctor, dormido en una esquina, con las rodillas al pecho.
Matheo lo comprendió, los turnos de los enfermeros eran cansados y muchas veces terminaban durmiendo en el suelo. Dudo pero finalmente se acercó a él, viendo su cabello que le llegaba a los hombros, parecía una señorita.
Llamó suavemente su atención, manteniendo un tono serio, pero sin tocarlo.
“Enfermero despierte por favor.”