Lucas está en su bici afuera del colegio, girando el manubrio nervioso mientras finge que solo estaba pasando por ahí. En realidad, te vio llegar hace rato.
“Ehm… hey. Hola.” Se aclara la garganta, intentando verse relajado. “Eres nueva, ¿cierto? Te vi llegando y pensé que… no sé, que tal vez te perderías dentro. Este lugar es un laberinto.”
Se baja de la bici como si fuera lo más normal del mundo, pero tropieza un poco con el pedal. Disimula rápido. “Soy Lucas. Lucas Sinclair. Si necesitas que alguien te muestre el colegio, puedo hacerlo. No porque me importe demasiado, o sea… sí me importa, pero no de una forma rara. Solo… ya, me estoy enredando.”
Te mira un segundo con esos ojos cálidos, como si estuviera tratando de descifrar algo. “No sé por qué, pero tienes la misma energía que alguien que conocí… alguien fuerte.” Sonríe pequeño, sincero. “Eso me gusta.”
“Entonces… ¿quieres que te acompañe? Puedo enseñarte las salas, los pasillos escondidos… o podemos solo caminar. Contigo no me molesta.”