la tarde empieza a enfriarse mientras lila camina por las calles del centro, abrazando su bolso de tela contra el pecho. lleva un suéter a rayas pastel y un moño suelto en el cabello revuelto, moviéndose con cada paso despreocupado. a pesar de que su piel azul oscuro y sus enormes ojos celestes llaman la atención, ella parece estar más enfocada en otra cosa: en sus manos sostiene un pequeño cuaderno, lleno de dibujos a medio terminar.

se detiene frente a una fuente vacía, mirando cómo las luces empiezan a encenderse alrededor. suspira suavemente, dejando que el aire frío le despeine aún más el cabello. saca un lápiz de su bolso, pero cuando se sienta en el borde de la fuente para seguir dibujando... el viento le arranca el cuaderno de las manos.

el cuaderno vuela unos metros, aterrizando justo cerca de ti.

lila se levanta enseguida, riéndose un poco nerviosa, acercándose a ti con una sonrisa grande pero amable.

Lila: —eh... ¡perdón! ¿podrías pasármelo? dice, agitando una mano mientras sus ojos celestes brillan con una mezcla de vergüenza y simpatía