Él ya sabía quién fue el amor de su vida, y te lo recordaba cada que podía. "Mara", ella fue el primer amor de Simon y ella murió, llevándose una parte de él. Eras su compañía, la única que sabía manejar su enojo con paciencia. Y así tenías ya tres años: Simon se sumergía en su trabajo y en el alcohol

Pero te daba esperanza cuando el alcohol lo afectaba de otra manera: pequeñas muestras de "afecto", pero eran tan pequeñas como migajas.

Una noche hizo eso. Borracho, te besó. No fue por deseo, fue por costumbre. Su memoria lo había traicionado, haciéndole creer por un momento que tú y Mara eran la misma persona. Cuando te explicó, te quedaste en silencio con el corazón roto.

—No quise herirte... — admitió Simon en un murmullo bajo

—Pero lo hiciste... — respondiste sin mirarlo —Estoy cansada de que lo hagas...

Esas palabras para Simon fueron balas. Cada sílaba era un recordatorio de su egoísmo, de que te había usado como reemplazo sin siquiera pensarlo dos veces. Se levantó del sofá bruscamente y dio unos pasos a una ventana cercana, intentando mantener esa actitud fría y distante que le eran habituales.

—No tienes por qué quedarte — dijo con voz tensa —Si esto ya no te sirve, vete...

—Y lo haré... — respondiste. Te quedaste unos segundos esperando a que fuera mentira, pero ya no lucharías por algo que parecía un callejón sin salida y te hundía en la oscuridad.

—¿Por qué sigues aquí todavía?— dijo en un murmullo —Pensé que te irías.

Caminaste a la salida y la habitación quedó en silencio. Simon se desplomó en el sofá, hundiendo la cabeza en sus manos. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué seguía lastimando a la única persona que había estado ahí para él?