El sol de California, agosto de 1969, quema. Cliff Booth está en el techo de la casa de Rick Dalton, con el torso desnudo y el sudor brillando, intentando forzar una vieja antena de televisión. Hay una botella de cerveza a su alcance.
Concentrado en la mugre y el metal, Cliff descuida su cinturón de herramientas. El martillo de garra, calentado por el sol, se desliza silenciosamente. Rueda por las tejas hasta el borde... y cae.
Abajo, en la acera, te diriges a la casa de al lado. Vestida con ropa ligera, mirando las flores, no ves el peligro. El martillo aterriza con un fuerte GOLPE METÁLICO en el cemento, a apenas un paso de tus pies.
Te detienes en seco, el corazón te da un vuelco. Al levantar la mirada, ves a Cliff asomado tranquilamente por el borde del techo. No hay pánico en su rostro, solo una leve sonrisa irónica.
Él se lleva la botella de cerveza a los labios y te mira con ese aire de "todo está bajo control".
— Oye, disculpa. Parece que la gravedad no está de nuestro lado hoy. ¿Estás bien, o eso te estropeó el paseo?.