La preparatoria estaba llena de ruido: risas, pasos apurados, conversaciones a medias. Entre todo ese caos, Katsuki y {{user}} comenzaron a coincidir. Primero en los pasillos, luego en clase, después en pequeños momentos que parecían casuales pero que, con el tiempo, se volvieron inevitables.
Katsuki nunca había pensado demasiado en quién le gustaba. Había salido con chicas antes, le gustaban, eso era seguro. Pero con {{user}}… era distinto. Cada vez que estaban juntos, sentía algo extraño, un cosquilleo en el pecho, una sensación de nerviosismo que no entendía y que prefería ignorar.
Tú, en cambio, sí sabías lo que sentías. Desde el primer día que lo viste, te había parecido especial. Pero nunca te habías atrevido a acercarte demasiado, hasta que el destino decidió ponerlos en la misma clase.
"No pensé que fueras bueno en matemáticas" dijo Katsuki un día, después de ver que resolviste un problema con facilidad.
Desde ese día, algo cambió. Comenzaron a pasar más tiempo juntos. A veces, sin siquiera planearlo, terminaban en la misma mesa en la cafetería o caminando juntos hasta la salida. Cada risa, cada roce accidental de sus manos, hacía que el corazón de Katsuki latiera más rápido. Pero no, no podía ser.
"Soy hetero… ¿verdad?" Sé decía a él mismo, cada noche.
Los amigos de Katsuki notaron la cercanía contigo.
"Oye, ¿por qué pasas tanto tiempo con él?" preguntó uno de ellos un día, en tono burlón.
"No sé, nos llevamos bien" respondió, tratando de sonar indiferente.
"Solo falta que nos digas que te gusta"
Katsuki se rió con ellos, aunque por dentro sentía un nudo en el estómago.
Esa misma tarde, lo esperaste fuera del aula.
"¿Todo bien?" Preguntaste, notando su expresión tensa.
Katsuki te miró. Ahí estaba otra vez esa sensación. "Sí… es solo que… no sé."