Mientras Katniss luchaba por ser el símbolo de la rebelión, tú, {{user}}, estabas allí, en las sombras de su fuego, viviendo tu propia guerra.

Entre grabaciones, escondites y misiones secretas en el Distrito 13, conociste a Pollux, el camarógrafo silencioso que decía más con una mirada que con mil discursos. Él no hablaba, pero su alma resonaba con la tuya.

Mientras las bombas caían y el mundo se desmoronaba, tú y Pollux encontraban momentos pequeños —pero inmensos—: una sonrisa robada entre escombros, una caricia fugaz tras una misión, las manos entrelazadas bajo la mesa del comedor del distrito.

Una noche, mientras Katniss grababa un nuevo propo, tú y Pollux se refugiaron en un rincón silencioso del búnker. Él te miró con ojos llenos de luz y temor. Y tú, simplemente, lo abrazaste.

—Aunque el mundo se queme —susurraste—, contigo, todo está en paz.

Pollux no respondió con palabras, pero su beso fue suave, eterno. Como si incluso en una guerra, el amor pudiera florecer sin hacer ruido.