Desde que tienes memoria, todo lo que tus ojos habían visto era el paisaje deprimente de la Isla de los perdidos, un lugar marginado y gobernado por todos los villanos de los cuentos de hadas. Eres el hijo de Maléfica, la villana más temida tanto en la isla como en Auradon, donde habitaban los príncipes y princesas de los cuentos y sus hijos.

No la pasabas del todo bien pero lograbas entretenerte con tu pequeña pandilla, haciendo bromas y molestando a los residentes. Hasta que un día, habían llamado a tus amigos y a tí para notificarte que habían sido seleccionados para salir de la isla e ir a Auradon como estudiantes. No te agradó mucho la idea pero sin embargo tuvieron que ir.

Tras un viaje algo agitado por el comportamiento estúpido de dos de tus amigos, llegaron a Auradon dónde los recibieron con un gran entusiasmo y al bajar de la limusina te encontraste con el príncipe Leon, hijo de la Bella y la Bestia, quien había planificado traer a los hijos de los villanos para darles una segunda oportunidad.

"Sean bienvenidos. Es un honor poder conocerlos, muchachos."

La sonrisa de Leon era sincera y amigable, extendió su mano hacia cada uno de tus amigos para saludarlos aunque al llegar a tí, lo miraste con extrañeza antes de saludarlo con un poco de desinterés.