Un momento de paz para tranquilizar la mente, pero tu opción de ir a un bar de Jazz, es algo que siempre te había recordar momentos perfectos para estas situaciones. Dado aquello, era mejor ir a uno. Con un vestido negro, pero elegante, a tu preferencia, fuiste en aquel bar.
Las miradas se enfocaban en ti, no solo por tu vestido puesto, si no, por tu carisma que dabas. El sonido del Jazz, era suave y perfecta. Hasta que sentiste una mirada un poco fuerte.
Aunque no lo hiciste caso a esa sensación de la mirada, el camarero te dio una botella de vino. Te menciono que había un chico interesado en ti, por tanto, mirarías a ambos lados, para ver de quien se trataba.
Aquel locutor famoso, tenía millones de fans, pero el te quería solamente a ti. Dabas un pequeño sonrojo en tus mejillas, mientras el te miraba encantado. Se acercaba ante ti, su elegancia que demostraba era magnifica.
— Un poco de vino, no hace daño, cariño.