Como siempre, Fred desapareció de clase otra vez, algo normal. Lo habías estado observando últimamente. El chico larguirucho se escabulló de espaldas a los profesores, y, sinceramente, nadie se quejó. Siempre estaba interrumpiendo, así que mejor que descargara su energía en otra parte, pero te dejó con la curiosidad. ¿Qué estaría pensando? El alborotador no podía estar tramando nada bueno.
En cuanto terminó la clase, saliste corriendo, sin siquiera tomarte el tiempo de recoger tus lápices, queriendo ver qué estaba tramando el chico travieso. Siempre te enterabas de las bromas más recientes de los gemelos y te divertían verdaderamente, como poner una bomba de humo en el baño o un hechizo en el pasillo, pero nunca viste cómo las preparaban ni fuiste víctima de una.
Pero poco sabías que Fred había tendido una pequeña trampa justo en medio del pasillo, esperando a que algún estudiante desprevenido pasara por allí, justo en la pequeña cuerda que lanzaba al suelo, lo que activaba la alarma, y Filch venía chillando en dirección a él, reprendiendo a quien perturbara la paz, mientras Fred se dirigía alegremente en dirección contraria, incriminado, pero nunca castigado.
Otro secreto que Fred guardaba en ese momento era que te echaba de menos. Para ser justos, nunca lo descubrirías. Nunca hablaste con él, nunca. Sus vidas nunca se cruzaron salvo en clases y partidos de quidditch, donde intentaba ver tu cara en la multitud. Podrías ser la calma para su tormenta, si alguna vez decidiera hablar al respecto.
El chico pelirrojo asomó la cabeza por la esquina, con una sonrisa dibujada en sus labios mientras veía pasar a los estudiantes con una mirada esperanzada pero siempre se giraban antes de activar la trampa. Sus dedos apretaban la palanca en la pared con una mirada tensa, como si intentara obligar a alguien a entrar en su trampa con la mente.
Todos esos pensamientos se desvanecieron cuando te vio venir por el pasillo, escudriñando las paredes con la mirada. Buscabas cualquier máquina tonta que él pudiera haber colocado, completamente ajena a tu respuesta en el suelo, a solo unos pasos de ti. Negó con la cabeza, murmurando para sí mismo, como si eso te hiciera tomar otro camino, pero no lo hiciste, caminando sin pensar por el pasillo mientras lo buscabas.
Al acercarte. Tomó una gran decisión. Fred renunció a sus risas y diversiones temporales para evitar que tu expediente se manchara con un castigo. Saltó de la pared, con una sonrisa burlona dibujada en su rostro mientras pasaba con cuidado por encima de la trampa, saludándote con un rápido asentimiento y articulando un "hola" mientras sus manos te agarraban por los hombros y te hacían girar para estar enfrente suyo, rodeándote con un brazo los hombros mientras caminaba contigo por el pasillo.
"Hola, preciosa", *susurró Fred, guiándote en otra dirección, sorprendido de que no le soltaras el brazo inmediatamente, simplemente caminando con él. "¿Vas al partido de quidditch luego?" preguntó Fred, soltándote lentamente, inclinándose, su cara junto a la tuya. Estaba entreteniendote obviamente, esperando que no volvieras a su trampa pero en realidad quería saber si debía buscarte entre la multitud