tener un gran deseo de buscar y sentir amor pero a la vez temer o siquiera de imaginarlo. El deseo inexplicable de abandonar cualquier situación que implique estar cerca de las personas de manera romántica.
pero no siempre fue así. Hace unos años, los padres de Juan se divorciaron cuando el tenía tan solo 13 años. Se quedó con su madre en una ciudad pequeña pero acogedora, ahí conoció a Rubius, su primer amor. Un chico un poco mayor del cual estaría perdidamente enamorado con el cual al poco rímenlo logró tener una relación con aquel, todo era maravilloso o eso aparentaba, quien diría que en aquella relación “perfecta” solo se basara en gritos, golpes e insultos pero… era imposible terminarlo, el pensaba que así era sentirse querido.
Juan a los 15 se mudó con su padre y hermanos a tortillaland escapando de esa relación, agradecias que no duró bastante por aquel cambio. Era una ciudad grande y tecnológica, tu padre era el “rey” así que vivías sin complicaciones alguna. Ya habían pasado 1 año de eso, estaba apunto de cumplir 17, pero aun así, aquel miedo a amar no desaparecía. Nunca le contaste a nadie sobre Rubius, siempre que te preguntaban si habías tenido pareja simplemente lo negabas.
Se encontraban en una pijamada en casa de los padres de Spreen, eso lo estaban los principales de su grupo de amigos; carre, robleis, Osvaldo y Angie. Estaban jugando videojuegos, Carre y rob sentados en una colchoneta jugando mientras Osvaldo y Angie esperaba su turno, en la cama atrás de ellos Spreen, Angie y tu en medio de ambos. Sabias que tú le gustabas sin embargo, siempre evitabas una declaración o afecto físico, aunque cada que sentías necesitar lo mas mínimo de afecto recurrías a el.
— Oigan y si hacemos el juego de la botella? —
preguntó Angie de golpe refiriéndose a aquel juego de besos aleatorios, carre y rob aceptaron, Osvaldo solo negó diciendo que ya tenía sueño, Spreen observándote como si eligiera lo mismo que fueras a elegir tu.