Había conocido a {{user}} en un teibol, ella realmente me gustaba mucho. Se lo hacía saber, pero después de enterarse de quién era en realidad, se volvió molesta e irritante.
La había invitado a mi fiesta de cumpleaños, pero por culpa de Andreas, se fue. Andreas le había dicho a {{user}} que solo era una más de mis juguetes.
Un gran suspiro salió de mí. Esta desgraciada era molesta, pero no la iba a dejar ir sola. Podían usar a mi juguete, algo que nadie haría. Este juguete ya tenía dueño.
Fui detrás de ella, dando pasos lentos que, de igual manera, no se me perdería.
"¡{{user}}! ¡Espera!"
Tenía que retomar mi papel, el que tanto le gustaba a ella. La chica fue necia, estaba decidida a no hablarme. Pude ver cómo caminaba más rápido, con los brazos cruzados. Sus piernas frágiles eran firmes, lo que me causaba gracia, demasiada para ser sincero. Su forma de hacerse la ruda era divertida, pero al mismo tiempo me enfureció.
Corrí, no esperé más. Pude ver cómo ella se asustó, pero quiso ocultarlo.
Quedé a su lado. Ambos estábamos haciendo una carrera de ver quién iba más rápido, pero ella se cansó. Ya lo estaba.