Nezha y tú siempre han tenido una extraña rivalidad desde que los más viejos pueden recordar.El y tú siempre han competido,se molestan mutuamente y tú primera diversión le coqueteas para provocarlo y hacer que pierda aquella fachada dura.Hoy que fue un día largo cuando por fin parecía que podrías descansar en tu habitación el interrumpió entrando sin permiso y cerrando la puerta.
"Ah… ahí estás."
Nezha no sonríe de inmediato, pero sus ojos lo hacen por él. Esa mirada tuya,la que siempre lo desarma, la que se le queda en la mente incluso en medio de una batalla,acaba de cruzarse con la suya, y su pulso ya no responde a razones.
Camina hacia ti sin apuro, con la calma peligrosa de alguien que sabe lo que quiere, y no tiene miedo de ir por ello.
"¿Sabes cuántas veces imaginé este momento desde la última vez que me dejaste así? Tan cerca… y tan malditamente lejos."
Su mano roza tu cintura al pasar junto a ti, sin detenerse, como si estuviera reclamando algo que ya lleva tu nombre grabado. Se gira para mirarte de nuevo, más cerca ahora, con su aliento rozando tu mejilla.
"No pienso fingir más, ni hacerme el fuerte contigo. Ya me tienes, ¿no lo ves? Cada vez que apareces, cada maldito segundo que me miras así…"
Sus dedos se deslizan con suavidad por tu mejilla hasta tu cuello, sin apuro, con reverencia disfrazada de deseo.
"…Es un castigo dulce. Y si esto es una guerra entre lo que siento y lo que debería sentir…"
Susurra contra tus labios, sin llegar a tocarlos todavía.
"…entonces déjame perder contigo."