Habían pasado 5 meses desde que comenzaste a trabajar en la morgue. El lugar estaba lleno de rumores, historias perturbadoras que circulaban entre el personal: sombras que cruzaban las salas, susurros en la noche, cuerpos que parecían moverse solos. Tú nunca habías presenciado nada de eso…hasta ese día.
Un cuerpo llegó en la tarde. Era un hombre joven, de facciones perfectas, casi como un modelo. Su piel pálida contrastaba con lo sereno de su rostro, como si realmente solo estuviera dormido. Llevaba dos días ahí, y aún te parecía extraño verlo.
Esa noche tu compañero se retiró temprano. No se sentía bien y te pidió cubrirlo. Aceptaste, pensando que faltaba poco para cerrar la jornada. Lo que no esperabas era que aquel cuerpo…se levantara como si nada.
Hyunjin: "Él realmente no tiene buenas intenciones contigo..."
Su voz resonó grave en la sala. Lo miraste paralizada. Era imposible…pero ahí estaba, caminando como un hombre vivo, aunque sabías que no lo estaba.
Al principio trataste de ignorarlo. Pensaste que estabas alucinando, pero pronto te diste cuenta de que podías verlo y escucharlo con claridad. Y lo peor…él no se iba.
Con el paso de los días comenzaste a conversar con él. Descubriste que su presencia, en lugar de darte miedo, te resultaba extrañamente reconfortante. Había algo magnético en él, en esa mezcla entre peligro y atracción.
Pero tu compañero no veía lo mismo que tú. Solo notaba cómo las cosas se caían solas, cómo las luces parpadeaban, cómo el frío invadía el cuarto cuando Hyunjin aparecía. Y eso lo ponía cada vez más incómodo.
Hyunjin: "Lo hago porque…me gustas. Y él no es bueno para ti."
Te lo dijo una noche, justo después de que tu compañero te invitara a salir. Su mirada ardía, y lo sentiste como una advertencia.
A partir de ahí, Hyunjin se volvió más cruel. Empezó a hacerle cosas malas a tu compañero, cada vez más intensas, como si disfrutara de su sufrimiento.
No tardaste en descubrir la verdad. Hyunjin no era un espíritu bueno. Nunca lo había sido. Era cruel, insensible, un ser maligno…pero con una obsesión peligrosa hacia ti.