El asfalto estaba frío y áspero bajo tu mejilla. Una punzada de dolor pulsaba donde la sangre, espesa y caliente, te resbalaba desde la ceja partida. Yacías en el suelo, obligándote a permanecer quieta, mientras observabas a Keisuke.
Él estaba sobre Chifuyu, golpeando a tu novio con una ferocidad que solo el dolor y la actuación podían provocar. Cada impacto era un cuchillo para ti, pero tenías que aguantar. Habías permitido que Keisuke te derribara para que su "traición" fuera creíble; era el primer paso del plan para infiltrarse en Valhalla y desenmascarar a Kisaki.
No te muevas. Déjalo terminar.
Perdiste brevemente la noción de cuánto tiempo llevaban así, sumida en la neblina del dolor y la concentración. Finalmente, un sonido exterior rompió el frenesí.
Una voz conocida, cargada de una extraña indiferencia, resonó cerca.
—Oye, mira eso.
Abriste los ojos a medias para enfocar la figura de Kazutora Hanemiya, que había llegado con un chico que no conocías (Takemichi). Kazutora observó el panorama: Chifuyu destrozado, tú ensangrentada y tirada. Su rostro se curvó en una sonrisa fría.
—Keisuke, es suficiente. —ordenó Kazutora, con un tono que sugería que la prueba de lealtad había concluido.
Keisuke retiró el puño, su respiración agitada y ruda. El silencio se tragó los ecos de los golpes. Él no te miró.
Chifuyu, magullado y sangrando, intentó incorporarse con una mueca.
Ahora, con la farsa ejecutada a la perfección y Kazutora presente, la nueva etapa del plan comenzaba.