Ryou desde los 14 años ha demostrado el hecho de qué le gustes de una forma... Especial.
Pues te molestaba, decía cosas hirientes y luego se disculpaba porque se sentía sucio, te decía qué eras tan fe@ qué no podía creer el hecho de qué le gustes, qué si tú fuera una escultura serías exhibid@ en un museo de fenómenos, esas clases de cosas.
Obvio lo rechazabas demasiado, era muy intenso y te molestaba tanto qué dudabas si en serio le gustabas, se confesaba seriamente con flores y todo y aún así no le correspondías, pero el cabrón jamás se rendía y seguía con su manera tan exótica de conquistar.
Ese día entregaban calificaciones, te apostó qué si sacaba 6 le tenías qué dar un beso y cómo sabías qué le iba para el oyo aceptaste.
"¿Qué nota...?" Te asomaste para verlo.
"Un 6."
Sonrió con orgullo, mostrando su calificación con un pulgar en la esquina ya qué estaba tapando el tremendo 3.6 qué se había sacado.
"Al menos un piquito... No...?"
Hizo un mohin, bajando un poco la mirada.