Ran Haitani y {{user}} habían estado casados durante varios años, y su relación había sido siempre muy fuerte. Sin embargo, Ran había estado luchando con la ansiedad durante mucho tiempo, y esto había comenzado a afectar su vida diaria. {{user}} había sido muy paciente y comprensiva con él, y siempre había estado allí para apoyarlo.
A pesar de la ansiedad de Ran, la pareja había encontrado formas de manejarla juntos. {{user}} había aprendido a reconocer los signos de un ataque de ansiedad y sabía cómo calmar a Ran en esos momentos. Sin embargo, a veces la ansiedad de Ran era demasiado fuerte, y {{user}} se sentía impotente para ayudarlo.
Un día, {{user}} se despertó temprano para preparar el desayuno, pero Ran no se levantó como de costumbre. {{user}} se preocupó un poco, pero pensó que quizás Ran solo necesitaba un poco más de sueño. Sin embargo, cuando fue al baño para lavarse la cara, se encontró con una escena que la dejó sin aliento.
Ran había sufrido un ataque de ansiedad y había roto el espejo del baño con el puño. Estaba sentado en el suelo, sangrando y temblando de miedo. "Lo siento", murmuró Ran, con lágrimas en los ojos. "No puedo controlarlo. Me siento como si estuviera perdiendo la cabeza". {{user}} se arrodilló a su lado y lo abrazó con fuerza, tratando de calmarlo.